lunes, 21 de junio de 2010

Less like me 1a serie


1. Elizabeth Guerra Vázquez, Monterrey Nuevo León, Febrero 13 1972.

2. Jeffrey Scot Tweedy, Belleville Illinois, Agosto 25 1967.

3.Nina Elisabet Persson, Örebro Suecia, Septiembre 6 1974.

4. Damon Albarn, Whitechapel Londres, Marzo 23 1968
5. Luis Gerardo Garza Cisneros, Monterrey Nuevo León, Septiembre 19 1979

Less like me 1a serie

(Un post un tanto extraño, espero que encuentren algo en él)

Discutía con Bob la relación entre la forma en que trabajan Ely Guerra y Chetes a colación de la salida de sus mas recientes discos, ambos autofinanciados y auto-producidos. La última vez que ambos tuvieron disco nuevo al mismo tiempo fue hace 11 años cuando los seminales Lotofire y Hombre Sintetizador vieron la luz en 1999. Desde entonces ambos son considerados la parte mas vanguardista de su generación, aún con la diferencia de edades (Chetes cumplirá 31, Ely tiene 38) y algunos vuelcos en sus carreras (El sonido de Chetes antes de su último disco se distanciaba de esa vanguardia que lo hizo una figura de culto, por ejemplo). Extrañamente ninguno de los dos hace referencia al otro a pesar de que Hombre Invisible de la Guerra tiene algunos elementos que recuerdan a la primera banda donde conocimos a Chetes: Zurdok.

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Hacia 1999 cuando Hombre Sintetizador era equivocadamente conectado con el sonido de Radiohead, alguien mucho mas atento apunto que el sonido de Zurdok (entonces comandado por la dupla que Chetes hacia con Mauricio Terracina) se inclinaba por un sonido post-grunge de reminiscencias psicodélicas, muy parecido a lo que en el momento hacían bandas como Gomez (UK) y Wilco (EE UU). Un año antes los primeros habían ganado el Nationwide Mercury Prize sorprendiendo a la crítica con su revolucionario sonido de aires norteamericanos. Por su parte Wilco empezaba el largo peregrinar hacia su cúspide creativa . Summerteeth -tercer disco de la banda- fue el punto de partida del camino que los transformaría de una simple banda de Americana, en una combativa agrupación de Art-Rock de vanguardia extrema.

A pesar de los múltiples colaboradores que han pasado por Wilco, sin mucho empacho se puede asegurar que el corazón de la banda es Jeff Tweedy, vocalista y principal compositor de la misma. Cuando Chetes grabo sus primeros discos solistas (Blanco fácil y Efecto Dominó) tuvo por fin contacto con Wilco, ya que el productor de dichos discos fue el 1er baterista de Wilco: Ken Coomer. Este condujo a Chetes hacia la banda con la que se la había comparado por años y de la cual nunca había escuchado nada.

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Lotofire fue grabado en largas sesiones en la ciudad de NY de la mano de Andrés Levin quien entonces era considerado el gurú de la vanguardia musical latinoamericana. Se dice que Levin rechazo trabajar el 2o disco de El Gran Silencio a favor de la confundida Ely Guerra. Su visión de abrigar la compleja poesía de Guerra con música igualmente compleja sería el detonante que le permitiría asir su proyecto de una vez por todas. Lotofire así fue grabado por la crema y nata del jazz de la época. En sus créditos se leen no pocos célebres músicos de aquella escena: El finado Chris Whitley, Marc Ribot, Steve Barber y Larry Mullins. La gran aportación de Levin fue entender que la música de Guerra podía sobrevivir mas allá del grupo de mujeres que hacían música intensa a mediados de los noventa; separándola de ellas y sus obvias influencias y vericuetos femeninos -incluso de la misma Julieta Venegas- permitiéndole jugar un juego de hombres: Música de avanzada auxiliada de computadoras.

La combinación de elementos orgánicos del jazz con la magia del ProTools, de la mano de su estrecha composición minimal -pocas canciones en Lotofire rebasan los 4 acordes- lograrían el cometido de Levin: Separar a Guerra del rebaño a la vez que ampliar su espectro musical para que sus letras nunca mas se sintieran constreñidas. Con esos elementos en cuenta -Protools, jazz, composición sencilla- es inevitable pensar en Gran Turismo de los Cardigans (1998), si bien los valores de producción de Lotofire están en sintonía con Caribe Atómico de Aterciopelados (1998), también producido por Levin. Probablemente su intención inicial quedo cumplida al hacer de Ely Guerra mas una PJ Harvey -con todo su bagaje artístico detrás y a quien en aquel entonces Guerra nombraba como referente- que una Alanis Morrisette. Una artisiticidad un tanto fría presente también en Nina Persson, quien a pesar de ser para entonces un acto multiplatino, buscaría constantemente el control creativo de los Cardigans exigiendo mucha mas presencia lírica y musical.

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La bomba exploto cuando los Cardigans hombres rechazaron las sugerencias musicales de Persson. Para Long Gone Before Daylight Persson sugería un sonido country-americana con alguna parada en Bowie. Extrañamente Peter Svensson -líder guitarrista de los Cardigans- opto por un sonido mucho mas femenino cercano a Fleetwood Mac. Antes de que el disco pudiera concretarse (2003) los Cardigans grabaron discos separados para sacar del sistema esas otras ideas que no tenían cabida en su proyecto principal. Aunque, la historia oficial reza que Persson comenzó a trabajar con Niclas Frisk en A Camp mucho tiempo antes de los agotadores años de gira desde Life (1995) hasta Gran Turismo (mediados de 2000). El proyecto se centraría en las emociones que provocan los vastos bosques escandinavos. En los discos de A Camp Persson volcaría todas sus obsesiones musicales sin pedir permiso, después de todo esta era una banda que ella comandaba, no puesta al servicio de la música que alguien mas.

Eso permite que en A Camp la sensibilidad artística de Nina aflore. Un ente con arreglos exuberantes en la cabeza, lleno de hermosas y sombrías melodías. Con una capacidad literaria sobresaliente -considerando que el idioma natal de Persson es el sueco y no el inglés-. La reputación de A Camp esta fundada en la figura de Persson, quien salió bien librada del cambio de década, ahora figura de culto dentro del circuito del rock. Bandas tan distintas entre si como Manic Street Preachers y Deftones reconocen a los Cardigans y su enorme aportación al rock de los noventa; en gran medida por el aprecio a su cantante. El refinamiento de A Camp da cuenta de que Nina Persson es una mujer de ideas, no solo depositaria de las ajenas.

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Damon Albarn en contraste fue un megalómano desde el principio. Gorillaz es una puesta en escena ambiciosa donde todos los hilos reposan en sus manos, algo que no pudo hacer con Blur y que fue la razón de su estrepitoso final. Ahora con la herida sanada -tiene de regreso a sus hermanos- y con su propio teatro guiñol donde quienes dan la cara son 4 desdoblamientos de si mismo (Murdoc Niccals, 2-D, Noodles y Russell Hobbs) no da cuenta de nada a nadie. Ni al reparto de leyenda del que se arma para escenificar la Playa Plástica o los Días Endemoniados. Con su batuta al aire lo mismo lanza ordenes a Snoop Dog que a Lou Reed o Ike Turner, sus músicos de apoyo; la mitad de The Clash. Es tal su labor de convencimiento que logró dominar a algunos de sus mas férreos detractores (Gruff Rhys de los Super Furry Animals lo detestaba al mismo grado que lo hacía Liam Gallagher).

Así cada decisión emana de él y para él. Todo lo demás no trasciende de una mera sugerencia. Colaborar es un verbo que se difumina, todos son piezas en un ajedrez del que solo Albarn conoce el reglamento. Asume toda la responsabilidad que eso implica, incluida la saciedad de poder. Bajo el amparo de su estela todos se rinden bajo sus pies, hasta los tipos mas duros como Bruce Willis. Y él es el feliz patriarca que re-inventa las reglas del Pop para poder seguir bebiendo del néctar del poder. Del poder creativo sin limites.

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Nashville queda atrás para Chetes. También la disquera que lo "cobija". Llama a su otro aliado: José Antonio "Potro" Farias. Una compacta orquesta de cámara compensa su reducido tamaño con la grandilocuencia que Chetes exige al Potro. Fuera de esa orquesta y un trío de músicos, Chetes controla todo también. Dice que la mejor banda que podría tener sería una conformada por clones suyos, para tocar cuando desease -y como desease que es lo que no dice-. Y ahí sin personal de EMI detrás de él cuidando el presupuesto y el sencillo exitoso para la radio, la fantasía hipnótica de Chetes emerge, épica y triunfal.

Cada movimiento, cada respiración, cada acierto y error son suyos (inclusive la mezcla de Hipnosis esta elaborada por su propia mano). Así Chetes siente la embriaguez que se experimenta cuando se sabe todopoderoso. No la desperdicia. En ese momento no piensa en Paul McCartney o Brian Wilson, no corre por su cabeza el recuerdo constante de Dylan o de Álvaro Enríquez, no mas Nashville ni ELO para él. En ese momento de control absoluto toma las piezas y arma su propio entramado, lo que es Chetes y nadie mas. Si alguien gusta reflejarse en ello es bienvenido, pero la forma de ese espejo fue perfilada por un sujeto llamado Luis Gerardo Garza Cisneros.

Y nadie mas puede hacerlo de esa misma manera.


4 comentarios:

  1. Hay una cosa que dijiste hace un tiempo y que se me quedó grabada, fue un buen ejemplo: veíamos la 'carpeta' de Osvaldo en su www.ya-sabes-dónde, decías que teníamos nuestras similitudes, pero que a él se le daba mejor lo de la 'cultura popular'. No tenía ni tengo objeción con eso, pero luego me puse a pensar en cómo a veces uno suele caer, sin poder meter mucho las manos, en ciertos tópicos de los cuales a veces es muy cómodo estar pero muy difícil salir. Mi trabajo, tú ya sabes de todos modos, no tiene que ver con la cultura popular, y siempre he sabido que tampoco tiene que ver con música. Si alguien dice que me interesan esos temas tengo un problema grande. Si uso esos motivos y se lee la obra en cualquier sentido no pasa nada, pero si alguien dice que Yo tengo interés en esos temas, entonces la cosa es grave, el rock no podría interesarme menos, y ni qué decir de la cultura popular. Si algo puedo resumir, es que mi interés en música parte y termina en el impulso y la memoria de ese impulso que representa (por eso entran en el mismo campo Feldman, O'Rourke y Cobain). Nuestro proyecto tiene puntos en la música, sin embargo lo que lo mueve es otra cosa, eso ya lo sabemos, pero me interesa comentarlo porque, precisamente por el tipo de música, se pueden salvar estos huecos. Ya lo decías, es música, pero no es "Rock!!!", esto es algo en lo que ya había pensado (como cuando preguntaba si dibujar a un laptopista era adolescente), y creo que el que sea un tipo de música alejada del fantasma del rock incontrolable ya empieza a darle un carácter más serio y pausado, como de 'ok, tiene una guitarra, pero calma, mano, ve cómo la cosa no va por ahí". De hecho, creo que es una especie de primer desfase, ¿saben?, cuando uno trabaja con 'sus bandas' en la mayoría de los casos el arte pareciera estar al servicio de una especie de terapia o expiación adolescente (aunque en mi caso lo segundo pudiera aplicar), pero depende mucho del tipo de música. Cuando escribes, como texto de introducción a tus piezas, comentarios sobre cómo llegas a ellos precisamente a partir de la música uno tiene que hacer un doble esfuerzo por tratar de hacer las conjeturas necesarias de cómo llegar a uno por el otro pero sin condicionarlo al tema. Suena como a una obviedad, tomando en cuenta que ambos sabemos de qué lado va la cosa, pero cuando lo ubicas en un plano más del arte-y-la-música en general, ofrece una especie de espacio de posibilidad. Específicamente por el tipo de música del que estamos hablando, creo, estas obviedades y presuposiciones de lo que una obra que tiene que ver con la música debe ser, se vician (a nuestro favor, quiero pensar), se tornan menos obvias y más crípticas. En lo que puede salir de esta 'dupla', creo que algunos puntos empiezan a verse, con todo y el riesgo de que esté hablando sólo de mi lado: la posibilidad de vivir a través de la imagen de alguien más, la posibilidad de hacer el ridículo (por lo mismo) de manera elegante (lo que platicamos del Impersonator). A este respecto, cuando hablas de fantasmas (A ghost is born, I'm a cherry ghost, company in my back, ghost ship in a storm), tengo otra idea que recibirás por mail.

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  2. Hay una cosa que dijiste hace un tiempo y que se me quedó grabada, fue un buen ejemplo: veíamos la 'carpeta' de Osvaldo en su www.ya-sabes-dónde, decías que teníamos nuestras similitudes, pero que a él se le daba mejor lo de la 'cultura popular'. No tenía ni tengo objeción con eso, pero luego me puse a pensar en cómo a veces uno suele caer, sin poder meter mucho las manos, en ciertos tópicos de los cuales a veces es muy cómodo estar pero muy difícil salir. Mi trabajo, tú ya sabes de todos modos, no tiene que ver con la cultura popular, y siempre he sabido que tampoco tiene que ver con música. Si alguien dice que me interesan esos temas tengo un problema grande. Si uso esos motivos y se lee la obra en cualquier sentido no pasa nada, pero si alguien dice que Yo tengo interés en esos temas, entonces la cosa es grave, el rock no podría interesarme menos, y ni qué decir de la cultura popular. Si algo puedo resumir, es que mi interés en música parte y termina en el impulso y la memoria de ese impulso que representa (por eso entran en el mismo campo Feldman, O'Rourke y Cobain). Nuestro proyecto tiene puntos en la música, sin embargo lo que lo mueve es otra cosa, eso ya lo sabemos, pero me interesa comentarlo porque, precisamente por el tipo de música, se pueden salvar estos huecos. Ya lo decías, es música, pero no es "Rock!!!", esto es algo en lo que ya había pensado (como cuando preguntaba si dibujar a un laptopista era adolescente), y creo que el que sea un tipo de música alejada del fantasma del rock incontrolable ya empieza a darle un carácter más serio y pausado, como de 'ok, tiene una guitarra, pero calma, mano, ve cómo la cosa no va por ahí". De hecho, creo que es una especie de primer desfase, ¿saben?, cuando uno trabaja con 'sus bandas' en la mayoría de los casos el arte pareciera estar al servicio de una especie de terapia o expiación adolescente (aunque en mi caso lo segundo pudiera aplicar), pero depende mucho del tipo de música. Cuando escribes, como texto de introducción a tus piezas, comentarios sobre cómo llegas a ellos precisamente a partir de la música uno tiene que hacer un doble esfuerzo por tratar de hacer las conjeturas necesarias de cómo llegar a uno por el otro pero sin condicionarlo al tema. Suena como a una obviedad, tomando en cuenta que ambos sabemos de qué lado va la cosa, pero cuando lo ubicas en un plano más del arte-y-la-música en general, ofrece una especie de espacio de posibilidad. Específicamente por el tipo de música del que estamos hablando, creo, estas obviedades y presuposiciones de lo que una obra que tiene que ver con la música debe ser, se vician (a nuestro favor, quiero pensar), se tornan menos obvias y más crípticas. En lo que puede salir de esta 'dupla', creo que algunos puntos empiezan a verse, con todo y el riesgo de que esté hablando sólo de mi lado: la posibilidad de vivir a través de la imagen de alguien más, la posibilidad de hacer el ridículo (por lo mismo) de manera elegante (lo que platicamos del Impersonator).

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  3. Ok, odio el internet ya había escrito una entrada bastante interesante, pero bueno.
    1. Creo que es bastante curioso que ambos, estén haciendo tantas referencias a cosas de hace de 10 años, aproximadamente, y con esto me refiero también al blog de Bob y la entrada de Juan Manuel. Espero que sea como una expiación adolscente, ya que de repente tengo la impresión de que no hubiera pasado tanto tiempo de que esa música nos fue presentada, y aunque pareciera que siempre ha estado ahí de repente, ya tiene un rato ahí.
    2. Me gustan los fantasmas de la presentación de esas miras adolescentiles, que hasta cierto grado caen en una nostalgia, y en un berrinche de querer hacer todo, ¿en verdad, somos capaces de anular al colaborador? Creo que ese un punto muy importante.
    3. Me gusta como, por la selección, anulaste y erotizaste la imagen de las mujeres, ya que están cantando y agarrando el microfono en momentos criticos del mismo performance, en una especie de catársis.
    4. Concuerdo con Olaya, con la idea, de que no están terminados, y que la falta de detalle comprueba más el aspecto de fantasma o de algo no dicho, ya que con Jeffrey, es más evidente.
    5. Aunque creo que la más significativa en el sentido de ver al más allá es la de Damon, es casi épica, el cabello moviendosé con el aire, l mirada hacia a fuera de, el fondo limpio.
    6. También gracias a esta falta de detalle, esta la posibilidad del recuerdo, en el sentido de que solo necesitas unos rasgos para completar la imagen, casi escuchar la música, es curioso ayer conocí a una chica que explicaba que cada día uno tiene su propio soundtrack, que casi lo deberíamos de publicar, y se parece también a lo que estabamos platicando con respecto a Franz Ferninand.

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  4. Roberto:

    Me gusta como las afinidades se afinan (jajajaja sí, lo escribí cacofónico a propósito). Una de las razones por las que quise iniciar esta colaboración es por aquellas que veía en la superficie, pero me gustan las que comienzan a surgir. En específico no me preguntes porque me gusta mucho la idea del fantasma, inclusive creo que viene muy bien respecto a nuestros actuales procesos de producción.

    Explico:
    He asistido a un par de inauguraciones, pero ahora tiendo a esconderme de esa esfera pública del arte. En mi caso es una nueva forma de hacer las cosas, siempre creí que la visibilidad era un Deber Ser, ahora me enfoco en el Hacer y no decir, es estar detrás de muchos velos haciendo las cosas, como rondando pero apareciendo muy poco. Me encanta no me preguntes porque. Al final sí es una actitud de vida y me gusta.

    Ximena:

    Es una pena que hayamos perdido una colaboración, pero releyendo tus respuestas encuentro un par de cuestiones que me gustan.

    Me gusta ese punto del inacabado, creo que es una decisión pictórica, casi que podría decir impresionista, puesto que parte de la fotografía y lo que alcanzamos a ver y lo que no se distingue, cosas de la percepción y de la resolución de los archivos. Adoro dejar un punto de quiebre entre algo tremendamente elaborado y esas zonas que no son discernibles. En Tweedy es obvio como dices, y también como dices esas zonas difusas abren la puerta a las preguntas.

    Sobre la cuestión sobre la erotización de las mujeres, no me preguntes porque pero es algo que extrañamente solo notan las mismas mujeres. Mónica decía algo parecido de mis primeros dibujos sobre músicos que incluían a Ely, Nina y Beth Gibbons. Caso curioso. Pero si le llamas una decisión personal pues no, es algo sobre la lectura yo no lo dirijo hacía ya (de hecho sería un poco raro que yo lo dirigiera hacía allá ¿No crees?).

    Creo que lo de anular al colaborador es bien importante, porque rescatas la una parte inevitablemente post-adolescente sobre los procesos sobre los que Roberto y yo trabajamos. Además me hace pensar en una conversación que tuve con mi primo -quien es asistente de Iván Puig-. Supongo que es la parte mas difícil de todo el trabajo porque al final no puedes eliminar la mano del otro, lo mismo creo que pasa con las influencias. Por mucho que trates de disolverlas siempre emergen porque también son una forma de leer las piezas (en general para todas las piezas de arte, no solo para lo que hacemos Bob y yo). Aún así uno debe ser lo suficientemente capaz para "domar" la visión de los colaboradores, de imponer tu criterio y al final si hacer tuya la pieza. Es un tema complicado porque las estructuras verticales espantan a los artistas -ya saben este rollo de las morales de izquierda- pero se vuelve un asunto importante, aún fueras un fantasma, ese espectro debe estar dotado de ti mismo, aunque podamos ver por debajo de las sabanas su construcción lo que debe prevalecer es su forma. Todo lo demás es comentario.

    Les toca.

    P.D. ¡Amo la idea del fantasma de verdad!

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