Mientras defino un ‘proyecto’ más estable y de mediano plazo, seguiré posteando piezas que tengan que ver con lo que pretendo hacer. Así que pasará un tiempo (pero calma, no mucho) antes de hacer una declaración de intenciones como la del post de De La O. Pasará menos tiempo antes de abordar temas que tengan que ver con música y la idea de referencias, que evidentemente es lo que une ambos proyectos.
Nevermind 2006-2008
Grafito sobre papel
35 x 50 cm.
2009
Grafito sobre papel
35 x 50 cm.
2009
Las fuentes de los textos, en orden y separados por puntos, son:
Louis Ferdinand Céline, Viaje al Fin de la Noche
Douglas Coupland, Planeta Champú
Michel Houellebecq, Plataforma
Jorge Luís Borges, Funes el Memorioso, en Ficciones
Guillermo Fadanelli, Malacara
Blaise Pascal, Pensamientos
Texto de mi autoría
Michel Houellebecq, Ampliación del Campo de Batalla
Douglas Coupland, Planeta Champú
Michel Houellebecq, Plataforma
Jorge Luís Borges, Funes el Memorioso, en Ficciones
Guillermo Fadanelli, Malacara
Blaise Pascal, Pensamientos
Texto de mi autoría
Michel Houellebecq, Ampliación del Campo de Batalla
Uno de los artistas de los que más he aprendido es Daniel Guzmán. No fue tanto descubrir cosas nuevas en él, sino ver los resultados de un proceso que tal vez no me hubiera atrevido a tomar de no haber conocido su trabajo. Es una cosa más estructural. Creo que lo más importante que tomé de su trabajo es cierta idea de ridículo y pesadez llevada al extremo. Me explico: antes no consideraba siquiera la idea de introducir texto en el cuadro, el factor literario, aparte de extra-artístico, me parecía pesado y engorroso, como una especie de ‘azotadez’ de muy mal gusto (como cuando debajo del grabado en aguafuerte va inscrito un poema de Benedetti o Baudelaire). Específicamente para hablar de mi pieza, lo que más me llamó la atención cuando conocí su trabajo en 2005 era que no existían medias tintas, sus citas eran declaradamente azotadas, y su dibujo era análogo a sus textos: duro, de primera intención, sin mucho refinamiento. Estaban más allá de si mantenía o tiraba el buen gusto a la basura, es decir, el texto estaba en un nivel distinto al del poema bajo el grabado, era usado con un riesgo tal que lo introducía como un elemento por derecho propio. Con Daniel Guzmán aprendí, específicamente con las fuentes de tus dibujos y los textos que usas, que si realmente quieres que algo se evidencíe, que empiece a hablar de sí mismo, tienes que vulnerarlo y exagerarlo hasta que empiece a quebrarse. Fue ahí cuando empecé a usar las fuentes que uso. Desde que empecé a trabajar en esta línea me decía a mí mismo, explicándome mi propio proceso, que mantenía una distancia crítica con estas fuentes, que las usaba como una manera de fingir y exagerar una estructura que me interesaba explotar, pero que, en mi vida real, no usaba. Por decirlo de otro modo, que pese a los textos que usaba (propios o citados), yo no era así en mi forma de ser, azotado e intenso. Por supuesto que este distanciamiento supuestamente cínico no lo es tanto después de un tiempo, y terminas comprendiendo que es irrelevante dividir tu trabajo de tu forma de ser porque no necesariamente lees uno a través del otro, pero para mí es importante anotarlo porque este distanciamiento me permitió hacer el ridículo a plenitud y llegar a puntos a los que no hubiera llegado si todo ese tiempo mi ‘personalidad’ o buen ‘gusto artístico’ se me hubiera estado enredando entre los pies. Por supuesto, desde le punto de vista del espectador, se necesita leer el texto (pues por algo está ahí) y leer entre líneas para rebasar el mero ridículo del artista y ver las estructuras que me interesan, de lo contrario todo se queda en un nivel de gusto en el que no estoy jugando, pero la renuencia a la lectura en mi trabajo es algo a lo que estoy relativamente acostumbrado.
Las fechas de Nevermind 2006-2008 no se refieren solamente a los años en que leí esos libros, sino a la etapa de mi vida en la que esos textos me ayudaron a sobrellevar muchas cosas no sólo de la esfera artística sino también personal. En el curso que tomamos, Guy Ben-Ner dijo que si hacía tantas referencias a Buster Keaton, Chaplin o Passolini en sus videos no era por rendirles un homenaje, sino porque a través de sus narrativas él podía sobrevivir a la suya. Esto es exactamente lo que estos textos hicieron conmigo; por ejemplo, hace poco escribía sobre una pieza hoy día ya detenida (los dibujos de fotos de piezas y booklets de discos hechos con soya) y pensaba en que tal vez yo no sabía crear, hacer algo nuevo, sino solamente hacía comentarios sobre otras cosas (mis fuentes y referencias). Me ha costado trabajo darme cuenta que esa es una manera de sobrevivir: en el post de De La O escribí que creo que un Impersonator no triunfa, sobrevive. Me gusta esta idea de posición artística porque creo que es lo que hago. Específicamente con esta pieza, tomé la estructura del booklet del disco Nevermind de Nirvana (Geffen, 1991), en el que vienen partes de cada una de las canciones en un arreglo tipográfico como de marea u onda. Traté de usar esta referencia como una especie de filtro o disfraz (la fuente juvenil para disponer otra fuente más severa, como para aligerar el peso). Desde antes de hacer la pieza pensé en ella como una tarea colosal: originalmente pensaba hacerla con una Moleskine tipo japonés en tinta china; cuando me di cuenta que sería sobrehumano y cambié a grafito sobre papel. La pieza, no obstante, fue demasiado ardua, me llevó una semana entera de trabajo. Cuando se la presenté a la gente de Acceso B lo primero que reconocían era esto, la labor inmensa de hacerlo, y era justo lo que buscaba: si uno como espectador no puede establecer una relación de empatía con la obra por su contenido, por lo menos podía hacerlo por lo técnico, y eso es más de lo que he logrado tan sólo citando textos. Para terminar, lo último que noté una vez que la pieza estuvo acabada es que este efecto acuoso de marea funcionaba: uno no podía evitar, al leer el texto, una ondulación o mareo relativamente irritante; es lo que tenía en mente al decidir usar el formato del Nevermind, pero lo tenia en mente más como una especie de mareo conceptual, como un eco de la fuente, no como un efecto óptico. Me gusta, es otro filtro que encubre –y acentúa- el peso del texto.
Empezaré diciendo que no creo que sea imperativo hacer un proyecto tan conciso como el que hice en la entrega anterior.
ResponderEliminarEs chistoso como en tus piezas la influencia es algo que no esta del todo diluido, son cosas tangibles que están en carne viva. Es algo obvio. Por poner un ejemplo: cuando haces piezas con cajas y cintas adhesivas, pienso inmediatamente en Hirschhorn. Muchas de tus piezas de dibujo dejan el referente fresco, Daniel siempre esta ahí de alguna manera -sobre todo desde que abandonaste cierto tipo de postales-. La forma en que usas el texto siempre me recuerda a Shrigley y así...
Ramsés decía que en tu obra se veía como una suerte de trauma post-escuela (es obvio que estoy refinando la forma en que lo dijo) como si aún no supieras ser Roberto García Hernández. Lo que Ramses ignora, es el hecho de que esa situación donde tomas de todos lados y tejes tu propia idea es en realidad gran parte de tu trabajo. Tus ideas están claras, pero alguien mas las ha dicho mejor con mayor elocuencia a tu parecer. Es un tema largamente discutido entre nosotros. Aún así en esta pieza en particular, cuando uno lee los textos, no tiene manera de saber exactamente su procedencia. Lo único que los mantiene juntos es tu criterio. Eso los hace tuyos, ya no son mas una referencia, es una forma auténtica de exhibirte aunque no quieras (donde cabe la posibilidad de hacer el ridículo). Creo que de esa manera se conecta aún mas con lo que mencionas sobre Daniel; pues en el momento en que no podemos distinguir "la pluma" de cada tramo de texto, se hace inevitable que el responsable por lo que se dice o hace dentro de ese marco de referencias eres tu.
Eso nos lleva a esta relación de forma y significado. Es evidente que la pieza tiene un gran trabajo detrás, y algo que no pude ver en Acceso B -supongo que por la distancia- es como la pieza ondula. Se hace rara la lectura del texto, perturbadora. Esta por demás también decir que la selección de textos es particularmente desesperanzadora. Me pregunto si ahí la onda Nevermind no habrá surtido también su efecto, como si inconscientemente (bueno tampoco sé que tan inconscientemente) quisieras que el receptor sintiera esa desazón establecida por los textos y la forma en que decides materializarlos. Como si el espíritu de Nevermind se filtrase a la pieza, en un nivel hasta cursi de como leerla. La relación directa del disco y su contenido, con los textos, sus fuentes, al final todo se aglutina en una sola cosa. Al final creo, no es una pieza sencilla, es dura tanto por su factura, por los textos, como por su relación. En realidad no creo que la pieza se suavice por la referencia a Nevermind, au contraire! Creo que eso la hace mas dura, podría decir que hasta deprimente, el efecto ondulante incrementa esa sensación de inestabilidad, de inseguridad, de tambaleo, de desequilibrio.
Comentario 1, después de leer lo de Bob.
ResponderEliminarMe parece muy interesante todo el análisis que haces de la obra, en especial a las referencias sobre el aspecto ontológico de la creación de obras que tienen que ver con el texto. Como lo llevas al borde de la ridiculez; que tendría un punto en común con la “intelectualidad” del arte contemporáneo, pero que creo que en el uso de esos factores sólo se vuelven en una referencia demasiado obvia y hasta cierto grado “barata”, pero que en la forma en que la usas atienden a todo otro aspecto que tiene que ver con el tiempo, tanto de la creación como de la contemplación, y directamente con la pesadez, en el sentido de la pesadez de la creación al apelar a un aspecto tan minucioso, especialmente por el tamaño. Y la pesadez de leer entre las oleadas de texto, pero que corresponde al tiempo propio del espectador, sólo se vuelve una invitación, ya sea para una mirada rápida o para detenerse a leer, literalmente, y pensar sobre la pieza, por lo que es muy significativo lo que mencionas: “si uno como espectador no puede establecer una relación de empatía con la obra por su contenido, por lo menos podía hacerlo por lo técnico, y eso es mas de lo que he logrado tan sólo citando textos”. Pero yo lo diría que también, por la técnica, que jala la mirada.
Comentario 2, después de leer el comentario de De La O.
OK. Después de pensarlo con más detenimiento creo que el grado de “exhibición” de según llegar al ridículo queda demasiado alejado de la realidad, ya que es una pieza que juega con varios elementos y uno de ellos es el poder leerla de corrido, y hasta cierto grado juega con e elemento visual oleante, con esto me refiero a que se hace un efecto de movimiento cuando lo vas leyendo, en ese sentido le dy toda la razón a Carlos cuando menciona que la relación entre forma y significado. Creo que esta pieza, pasa a ser más interesante en el sentido de objeto, ya que tiene un elemento tridimensional del espacio, y del uno más del tiempo.
En definitiva no creo que sea desesperanzadora
De La O: creo que a mí también me ha costado cierto trabajo encontrarme en mis referencias, dejar de pensar en si esto es lo que alguien más hizo, vaya, que me costó distinguir entre cosas como 'creatividad', 'originalidad' y anexas de la idea de 'discurso'. Supongo es un poco más complicado que decir 'que la obra se basa en la elección' y todo eso (que como tal no me emociona). Esta idea de 'alguien lo dijo mejor que yo' me trajo muchos problemas (es decir, fue una especie de revelación) porque en el taller no me sugerían, me exigían que lo que hiciera debía ser creado por mí. Entrenado en un taller de pintura abstracta de un rigor inusual, el factor creatividad se desviaba, casi sin que uno pudiera seguirle las huellas, a la parte de "hacer" y "tema". Esto fue lo duro, distinguir entre 'tema', la parte de la labor' y 'creatividad'. Suena a problema innecesario, pero me formé en un taller lleno de libertades innecesarias, y aunque traumático, fue importante desdibujarlas todas.
ResponderEliminarApisdorf: esa cosa de 'referencia barata' y que se mueve, más que a la parte intelectual, a la parte del tiempo de contemplación y a la pesadez de lo minucioso/el tamaño, lo dijiste mejor tú que yo.
Y sí, estoy muy de acuerdo con la parte de hacer el ridículo, que cada vez me interesa más, aunque esto creo que tiene que ver con cierta solemnidad de la obra de otros artistas a mi alrededor que me obliga a tomar una especie de posición forzosa y casi innecesaria, de esto tendríamos que hablar más a detalle en otra ocasión. Y lo que dices de la pieza como objeto es también algo ue casi siempre tengo en mente, pero, haciendo dibujos, aún me cuesta aterrizar en algo más concreto: las postales, mis dibujos sueltos y así me hablan más como algo que está allí (en este caso un objeto que mueve el espacio a su alrededor) que como una pieza sólo bidimensional. No sé, habría que platicarlo más a fondo en otra ocasión.