lunes, 15 de febrero de 2010

A ghost is born




Rompiendo un poco la secuencia de nuestro ejercicio, dispongo este post a petición de Roberto. Después de todo explicar la relación de O'Rourke con Wilco es como explicar nuestra relación. Evidentemente Roberto sería James y pues yo Jeffrey. ¿Quién sería Ximena en toda esta ecuación?


Jim O'Rourke co-produjo A ghost is born (Nonesuch 2004). El disco es una desafiante mezcla del sonido de O'Rourke con mucho de Neil Young, también es la 1a vez que Wilco abreva de la improvisación alejándose un poco de la Americana que lo caracterizo fuertemente hasta Yankee Hotel Foxtrot (Nonesuch 2001).

El hilo temático del disco es la adicción de Jeff Tweedy (a quien podríamos llamar sin mucho problema Wilco, sino fuera por el otro miembro fundador John Stirrat) a los calmantes. La mayoría de las canciones versan sobre un hombrecito nervioso que trata desesperantemente de combatir una suerte de esquizofrenia que le ha quitado el sosiego, producto de los años de lucha para sobrevivir como banda (cambios de disquera, pugnas de poder interno, discos enlatados, falta de éxito comercial). En muchas ocasiones aparece el vomito, la intranquila ida a la farmacia o la vaga sensación de haber hecho algo incorrecto al calor de esa desesperación, como liarse a golpes con su mujer.

Less than you think es el penúltimo track, dura 15 minutos 4 segundos, todo es vibraciones ululantes, un piano pesado que apenas se medio dibuja y un zumbar estático que va y viene; el hilo conductor es una guitarra aguda que se repite a la nausea (literal), todo en cresendo. Evidentemente apreciarás la belleza de eso aunque el resto de la gente lo encuentre desesperante. Supongo que es la culminación de ese estadío esquizoide de Tweedy. La misma letra de la canción es toda sobre ese cresendo y los loops y los ululares, sobre la noche que se abre para dar paso a un alba nebulosa y perturbada. Todo esta encaminado a crear una paz inducida por drogas sintéticas que eventualmente te liberará de ese estado de intranquilidad, mediante la intranquilidad misma.

O'Rourke toca varios instrumentos en el disco, aunque como adivinas su principal participación es en guitarra, piano y programaciones. La producción si bien es compartida con Wilco, es marcadamente a su manera. En lo personal creo que es el disco que en realidad dibujo a Wilco de una vez por todas, además de que su sonido es muy distintivo con respecto a los otros 6 discos. Después de A ghost is born, Wilco nunca volvería a ser el mismo aunque la gente ubique mas el emblemático Yankee Hotel Foxtrot como su punto de quiebre. En AGIB Wilco aprendió muchas cosas que ahora le son emblemáticas entre ellas el dominar el ruido, dejar de pelear contra él como en YHF o en Summerteeth, lo asumen como parte del repertorio, como una tara que les es inevitable. Creo que esa es la gran aportación de O'Rourke al sonido de Wilco. También cabe decir que en la gira del disco se conforma el que parece ser el Wilco definitivo y que a la fecha funciona: Jeff Tweedy, John Stirrat, Glenn Kotche, Mikael Jorgensen, Niles Cline y Pat Sansone; todos multi-instrumentistas.

Por demás decir que es mi disco de Wilco predilecto y mas citado. Un referente obvio.

2 comentarios:

  1. Dentro de un texto gigantesco sobre cosas que hago en mi trabajo que he estado escribiendo de unos meses a la fecha (una especie de catálogo de motivos), estoy preparando un inciso que explica cómo mis tres figuras más importantes en música (a saber: Kurt Cobain, Thurston Moore y Jim O'Rourke) fueron y ahora son importantes porque me hicieron ver cosas más bien de mi proceso artístico. Creo que ese texto ya empezará a explicar mis distancias y aproximaciones con la música a la hora de hacer arte. Lo tendré pronto.

    Mientras…

    Es chistoso cómo llegué a Jim O'Rourke. Originalmente, y aparte de haber tocado con Sonic Youth en Murray Street (el cual es casi mi disco favorito de SY), sabía de su nombre porque 9 de cada 10 músicos experimentales que conozco (y Niles Cline es uno e ellos) lo mencionan. El común denominador de este tipo de música es que el curriculum casi nunca enlista discos (a menos que ya sean verdaderamente historia), sino a los colaboradores más famosos. Siendo así, antes de bajar sus discos por interés en O’Rourke como tal, me llamó la atención un cover suyo en free jazz que hace Otomo Yoshihide en un disco en vivo en Lisboa. Antes de reparar en que era un cover de O'Rourke, pensé que era una canción de cuna extendida con muchos saxofones. Cuando bajé el disco que le daba nombre a ese track, Eureka, pensaba que estaría lleno de soundscapes y guitarras y la sorpresa fue casi de chasco: es, de sus discos pop-folk, el más leve y preciosista. Incluso pensé que me había confundido de músico. Fue extraño, tuve que escuchar muchas –pero muchas- veces este disco para darme cuenta de que era algo completamente nuevo a lo que conocía. Poco a poco, te das cuenta que O’Rourke tiene discos, estilísticamente, totalmente disímiles: desde el pop folk más sentimental (Eureka, Halfway to a Threeway), algo casi cercano al rock (Insignificance), una mezcla viciada de folk y noise (Bad Timing, The Visitor), discos enteramente experimentales (Happy Days, Disengage) hasta discos de electrónica totalmente procesada (I’m Happy and I’m Singing and a 1, 2, 3, 4). Lo verdaderamente relevante de todo esto (y en esto ahondaré en el texto del que hablo más arriba), es que con O’Rourke volví a esa etapa por la que no pasaba desde el 2000 en la que puedes escuchar algo todo el tiempo, a todas horas, sin embargo, los impulsos del adolescente del 2000 son necesariamente distintos. Creo que lo que me interesa de O’Rourke es cómo toda esta variedad de estilos (más específicamente, el noise y música más, digamos, intelectual que espontánea) pueden suscitar estas pulsiones mucho tiempo después. Digamos, para resumir, que musicalmente estoy en una especie de etapa post-adolescente, y esta especie de desfase es lo que me interesa como proceso.


    Mi top 3 de Jim O'Rourke es:

    1.-Eureka, Drag City, 1999
    2.-Bad Timing, Drag City, 1997
    3.-Happy Days, Revenant, 1995

    ResponderEliminar
  2. Lo que me hizo pensar en Wilco (aparte de que ya sabía que había trabajado con O’Rourke) es que Wikipedia cita a Bad Timing como el disco favorito de Tweedy. Bad Timing es un disco de guitarra instrumental enteramente folk pero con elementos típicos de Jim como repeticiones incansables y soundscapes de fondo que se van haciendo más y más densos. Todas las críticas lo mencionan como su disco más “à la John Fahey” (aún no consigo nada de él). El elemento último fue, leyendo un artículo sobre música drone, cuando citan “Less than you think” del ‘A ghost is born’. El caso de esto es que, de lo que más me interesa y lo más cercano a lo que hago o me interesa hacer con sonido, es algo más bien drone (sonidos prolongados y/o repetidos por horas y los estados mentales que provocan). Lo que creo que me interesará cuando conozca a Wilco es cómo mezclar estas dos fuentes folk y experimentales (de las que ciertamente cada uno de nosotros representa una parte) puede generar resultados como los que dan –en lo musical y en lo artístico. Por ejemplo, aunque discos de juventud de Jim como Tamper o Disengage (grabados a sus 22 y 23 años respectivamente) son absolutamente finos y delicados, con capas de sonido apenas discernibles, el que es su disco más abiertamente ruidoso, Happy Days, es, no obstante, un ejemplo de limpieza en este género. Happy Days es una pieza de 47 minutos que inicia con dos notas de guitarra, que después de 8 hacen una especie figura para dar un final falso para entonces seguir con la monotonía de las dos notas que se van ensuciando hasta el extremo. Lo curioso es que sigue siendo un disco increíblemente limpio y me intriga cómo se puede pensar el sonido en términos tan decididos como para lograr que uno olvide bastante rápido las fronteras entre estilos (a veces, escuchando Happy Days, uno pudiera pensar que está escuchando un remanente del Bad Timing), y creo que estas decisiones ya no son musicales, sino artísticas, ¿sabes?, de posición. Muestra de esto es el texto que cité de O’Rourke en mi post sobre mis discos favoritos, donde dice que la música es una experiencia y no una adquisición, y cómo se debe entender con el mismo compromiso la música ‘comercial’ y la más avant-garde.

    Ya que las imposibilidades de mi computadora impiden una reunión-intercabio de mp3's, y con todo y tu postura respecto al disco quemado (y la entiendo porque era la mía hasta el 2005), propongo que la intercambiemos por una de sólo intercambio, o por lo menos del A Ghost is Born mientras me familiarizo.

    Estoy de acuerdo con esta excepción a la dinámica del posteo. Me toca.

    ResponderEliminar